La cuarentena que se extendió tantas veces presionó a los negocios, unos más desesperadamente que otros, hacia la implementación de las dos únicas formas “bioseguras” de llegar con sus marcas a los consumidores finales que permanecían desorientados en sus casas: ventas on line y/o domicilios.
Febrero de este año traía el ritmo de cualquier año promedio en apenas su segundo mes de nacer: padres de familia haciendo cuentas para asumir los gastos escolares de un nuevo período académico, estudiantes extrañando las vacaciones que acababan de pasar, empresas desplegando su plan de marketing en el primer trimestre, nuevos emprendedores empezando un sueño.
Nadie pensaba que un virus mutado a más de 15.000 km unas semanas atrás, afectaría de forma tan determinante los quehaceres que veíamos tan monótonos. Un hashtag más, uno de tantos que invaden las redes sociales todos los días (#quedateencasa) terminó siendo mandatorio para millones de personas que con el pasar de los meses estuvimos cerca de enloquecer, así como para las empresas y la economía en general que veían el desplome de sus indicadores porque los consumidores simplemente no estábamos ahí, o almenos no como siempre.
La cuarentena que se extendió tantas veces presionó a los negocios, unos más desesperadamente que otros, hacia la implementación de las dos únicas formas “bioseguras” de llegar con sus marcas a los consumidores finales que permanecían desorientados en sus casas: ventas on line y/o domicilios. La coyuntura le llegó bien a los que tenían desde antes alguno de estos canales en sus dinámicas comerciales ya que ganaron tiempo y gran terreno frente a los negocios que no.
Con respecto al e-commerce conocemos varios casos de empresas medianas y también grandes, que a pesar de tener de primera mano los datos de crecimiento de las ventas on line de los últimos años (Colombia es el 4to país en Latinoamérica en ingresos – se espera que crezca más de 20% para el 2021) y entender que es una tendencia de compra que no tiene reversa, se negaron a dar el paso digital dentro de su plan de marketing que se ajustara a la particularidad de su empresa. No en todos los casos lo ideal es abrir una tienda virtual propia, pueden realizarse alianzas con plataformas ya posicionadas para hacer parte de su oferta, o tal vez lo que se necesita es una app para pedidos. Depende, todo depende.
Lo importante es tener una cultura organizacional flexible que permita adaptarse a los hábitos de consumo de su grupo objetivo y reaccionar a tiempo. Para nadie es un secreto que la atención de las personas migró hace tiempo de la clásica pantalla del televisor a otras más pequeñas pero también más versátiles como las de los computadores y teléfonos móviles. También es claro que los sobre expuestos millennials piensan, consumen y navegan en internet de forma diferente a las personas mayores.
Si tu empresa es una pyme o un emprendimiento que inicia y crees que estos cambios están reservados para grandes negocios, tienes que saber que muchos restaurantes (para poner el ejemplo de uno de los sectores más afectados este año), han aprovechado de la mejor forma las características de la aplicación whatsapp para crear una cuenta de empresa, diseñar respuestas automáticas y coordinar tanto pedidos como entregas sin hablar una sola palabra con los clientes. Les ha funcionado muy bien.
Es un buen momento para tomar en serio la utilidad de un plan de marketing actualizado que te permita analizar tu competencia, consumidor y oferta de valor en términos digitales con el fin de determinar el grado de transformación en el que estas, el punto ideal en el que deberías estar y cuantas noches en vela debes pasar para llegar pronto a él, porque debes hacerlo si esperas larga vida para tu marca.
Independencia – Agencia Consultora
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